Maria Antonieta, una pionera en la cultura pet friendly palaciega.

Maria Antonieta, una pionera en la cultura pet friendly palaciega.

La historia del ser humano y los perros cambió cuando personajes importantes de la nobleza comenzaron a considerar a estos peludos como uno más de la familia.

A partir del Renacimiento, los perros desempeñaron un papel protagónico en la vida de estos cortesanos. El amor, cariño y fidelidad de los perros demostró que eran mucho más que unos simples auxiliares de caza, más bien, eran la mejor compañía que podían tener. 

Esta tradición, la cual hoy llegó a su máximo esplendor con la cultura pet friendly, llevó a muchas adorables mascotas a ser testigos de la dramática y emocionante vida palaciega, desde historias de amor y traiciones, hasta banquetes, coronaciones y batallas. 

El amor incondicional quedó reflejado en numerosos retratos, como el que la dama italiana Eleonora Gonzaga, hizo pintar junto a su pequeño spaniel en 1537.

Maria Antonieta y sus perros

María Antonieta y sus perros.

Un verdadero ícono y abanderada de la cultura pet friendly en la nobleza, fue la famosa Maria Antonieta, quien cambió por completo las reglas del juego en los palacios. 

Con pocos años de edad, María Antonieta se casó con el Luis XVI y se convirtió en reina de Francia. Aunque, ya es sabido, que fue una de las decisiones más tristes y duras de su vida, no solo por dejar a su familia y seres queridos en Austria, sino también por dejar a su tan amado caniche. 

Como parte de la alianza matrimonial, Maria Antonieta debía dejar atrás todo rastro de Austria y eso incluía también a su perrito. Pero con su gran carácter y personalidad, a pesar de la oposición de la corte, Maria Antonieta hizo traer desde Viena. 

Los perros fueron una constante en su vida, se cree que tuvo alrededor de unos treinta  perros. Eran tantos que en la corte estaban preocupados por el alboroto que causaban en las habitaciones, pero María Antonieta era feliz y nadie ni nada podía oponerse sin enfrentarse primero a su fuerte carácter. 

Por aquellos tiempos, los perros de la reina convivían con los perros de la guardia suiza, entrenados para detectar a cualquier intruso. Es así, como , los palacios se convirtieron, por primera vez, en un lugar súper pet friendly, tradición que continúan presente hasta el día de hoy. Tampoco es casualidad que en la actualidad, Francia, se considerado uno de los países más pet friendly del mundo.

La Reina y sus perros

Fiel compañero

En 1789, la toma de la Bastilla marcó el inicio de la Revolución Francesa. Como consecuencia, Luis XVI y María Antonieta tuvieron que escapar del palacio junto a sus hijos. Durante su fuga, fueron interceptados en Varennes y encarcelados en la Torre del Temple en Tullerías. En sus días como prisionera, María Antonieta fue acompañada por uno de sus caniches hasta el día de su ejecución. 

La leyenda cuenta que cuando María Antonieta abandonó la celada para ser guillotinada, el obispo Salomón tomó su lugar como prisionero. En sus memorias cuenta, que el perrito fue adoptado por Richard, el carcelero, y que todos los días durante varios meses volvía a subir a la celda que había ocupado la reina para oler su cama: “La primera mañana, cuando abrí mi puerta, un perro entró en mi habitación, saltó a mi cama, dio la vuelta y se acostó allí. Era el perro de la reina, que Richard había recogido, y del que cuido mucho. Él vino, de esta manera para oler los colchones de su amante. Lo vi hacerlo todas las mañanas, a la misma hora, durante tres meses enteros y a pesar de todos mis esfuerzos. Nunca pude atraparlo”.

Este pequeño e inteligente perrito es prueba de la fidelidad, amor y devoción hacia los seres humanos, que a pesar de no estar presente en carne y hueso, siguen buscando las formas de estar a nuestro lado. 

La gran influencia que María Antonieta tuvo en las distintas ramas de la historia llevó a que muchas de sus actitudes y comportamientos sean adoptadas por el resto de la sociedad, entre ellos el estilo de vida pet friendly que tanto nos gusta. 

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